Se entiende como deportes rurales vascos o herri kirolak los que tienen su origen en
actividades laborales del medio rural vasco y que se han ido transformando en actividades
deportivas para saber quién es mejor en una actividad determinada.
La competitividad por demostrar la mayor habilidad generaba apuestas que llevaban
a desafíos en la plaza pública, fuera del trabajo productivo.
Para organizar un desafío (siempre que no sea una exhibición) es tan fácil como que,
por ejemplo, un deportista diga: “apuesto 3000€ a que en 2 minutos levanto la piedra
redonda de 100kg más veces que cualquiera. Si alguien se atreve a aceptar el reto,
estaré la semana que viene en el bar Cantábrico de Tolosa para formalizar la apuesta”.
O un simple “no hay huevos”. Y ya.
Y es que, a día de hoy, las pruebas de deportes rurales vascos mueven mucho dinero en
las plazas de los pueblos. No tanto la apuesta que hayan hecho los propios deportistas,
sino la gente que está de público. Y cuando digo mucho, digo muchísimo, llegando a verse,
incluso, escrituras de terrenos y/o casas.
El Gobierno Vasco estableció en su Plan Estratégico de 2006 que los deportes considerados
“Herri Kirol” eran 18, y la “marca” que los diferencia del resto es H18K. Además de estos 18,
existen otros deportes muy ligados a nuestra cultura.